A mí un volcán dormido ya me da mala espina.
Las escenas de la lava deslizándose poco a poco por una ladera, me dan bastante calor.
Ver erupciones volcánicas «normales» me parece un espectáculo impresionante (visto a distancia, claro…).
Pero es que lo que ha pasado con el volcán Chaitén en Chile, se lleva la palma.
Tras 9.000 años de siesta, el día 2 de mayo decidió despertarse y desde entonces está teniendo una actividad más o menos regular.
Pero lo más impresionante es esa mezcla de cenizas, lava y rayos que se ven en la fotografía, y que responde al nombre de tormenta sucia.
Este tipo de tormenta se supone que se produce cuando chocan rocas, ceniza y partículas de hielo en la columna ascendente, produciéndose cargas estáticas, y creándose de esa forma los rayos.
Sea como sea, ¡verlo en directo tiene que ser impresionante!
El último que cierre la puerta 